El Mueble de Cocina en España, un Mercado Apetecible
Un mercado apetecible
España se ha convertido en un mercado muy jugoso para los fabricantes de mueble de cocina. La activación del sector de la construcción ha tenido un efecto llamada para los importadores de mueble de cocina, lo que supuso un incremento de la importación
del 30% en el 2018.
El 2017 se alcanzó la mágica cifra de 50 millones de euros de importación, y el 2018 dejó este número muy atrás al llegar a los 65 millones, una clara señal de que el mercado está bien despierto y está dispuesto a buscar el producto que mejor se adapte a sus necesidades, venga de donde venga.
Se construyen más viviendas, se reforman más viviendas, se venden y se compran más viviendas. Y los compradores son cada vez más exigentes y están mejor informados que nunca. Además, en muchos casos, necesitan solamente unos cuantos clicks para encontrar ayuda en la búsqueda de un mueble de cocina perfecto. El balón está en el tejado de los fabricantes de mueble de cocina españoles, que deben dar una respuesta rápida y eficaz a esta demanda. El 2018 fue un buen año para los importadores, pero no podemos olvidar que las empresas del país también siguieron el ritmo acelerado de las ventas.
En el buen camino
Así, la producción de este producto creció en un 8,3%, hasta los 688 millones de euros. Afortunadamente, el sector nos ha acostumbrado en los últimos años a estas buenas cifras; recordemos que en 2014 se produjo mueble de cocina por valor de 529 millones de euros, y desde entonces no ha habido ejercicio en el que la cifra no haya aumentado.
Por todo ello, el 2018 no puede ser tildado de un mal año; aunque quizás dejase un cierto regusto amargo por no haber aprovechado al 100 por 100 las oportunidades que el mercado ofrecía.
Tranquilidad y sentido común
Y es que este mercado tan apetecible que atrajo a los importadores creció en prácticamente un 11%, de los 561 millones de euros facturados en 2017 hasta 622 millones. Un momento clave, sin duda. Los fabricantes, sin embargo, quisieron afianzar sus logros y no se dejaron deslumbrar por el optimismo del mercado. La sombra de crisis anteriores es alargada, y la lección está muy bien aprendida: apostarlo todo a un solo caballo ganador, no resulta rentable a largo plazo. Es por eso que la exportación volvía a incrementarse en el 2018, un 5,6% en concreto, que supo a gran victoria tras el varapalo que supuso el resultado del 2017, año en el que se exportó mueble español por valor de 124 millones de euros - 8 millones menos que en el 2016.
Explorando nuevos mercados
Cierto es que cifra del export de este sector ha fluctuado en los últimos ejercicios, sobre todo a causa de que los fabricantes todavía están explorando nuevos mercados, lo que siempre resulta costoso y arriesgado, pero es, sin duda, un gran seguro para la salud de todo el sector a largo plazo. Esto no resta importancia ni valor a la cifra de 131 millones de euros alcanzada por nuestras compañías en el exterior a lo largo del 2018, fruto de un esfuerzo tanto global del sector como propio de cada una de las empresas.
Y es que los fabricantes de mueble de cocina español tuvieron en 2018 una intensa agenda de acciones de promoción a nivel internacional, con el objetivo de crear y reforzar puentes con mercados tan variados como el francés, el italiano, el mexicano u otros como Dubai.
Estilo mediterráneo que enamora
Pero ¿qué pueden ofrecer nuestras empresas en el exterior? ¿Cuáles son sus armas para seguir creciendo en países de todo el mundo? ¿Qué puede hacer decantarse a un comprador europeo, americano, asiático por una cocina made in Spain? La respuesta es un estilo mediterráneo, natural, fresco y que evoca olores como el romero o el tomillo, sabores como las aceitunas y colores como los del mar y el campo. Un estilo que, por supuesto, combina la estética con la calidad de los materiales y la funcionalidad de los últimos avances en tecnología. De esta manera, podríamos decir que el made in Spain se resume en sus muebles de colores suaves, neutros, inspirados en la naturaleza; en unos materiales también naturales, como la madera, la piedra, la pizarra, la porcelana; en unas líneas puras, sencillas pero muy bien pensadas; en unos elementos abiertos en los que mostrar lo importante, lo singular y lo bello, y ocultar de manera ordenada el resto de elementos. En definitiva, una cocina que sabe a mar, a tranquilidad, a placidez y a bienestar.
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